La Gloria: En su época fue uno de los compositores más populares y respetados del sur de Alemania.
El secreto de su éxito fue que abandonó muchas de las complejidades del estilo Barroco y, en su lugar, se dedicó a producir música más sencilla y accesible para un mercado de iglesias más pequeñas que no podían permitirse coros numerosos de cantantes profesionales y para la incipiente clase media alemana. Al hacer esto se convirtió en un precursor del Clasicismo.
Firmó cientos de obras, en su inmensa mayoría obras corales litúrgicas, aunque también escribió canciones seculares y piezas instrumentales.
¿Qué salió mal?: Tras su muerte, a medida que el Clasicismo propiamente dicho conquistaba Europa, su obra cayó en el olvido casi de inmediato.
¿Por qué no está en una de las secciones principales?: El consenso entre la crítica es que esa sencillez de la música de Rathgeber le juega en contra artísticamente. Pero, claro, su obra no está desprovista de valor o, de lo contrario, no lo habría incluido en este blog. Escuchen el ejemplo de arriba y juzguen ustedes.
Categorías a las que pertenece: Glorias olvidadas.
La Gloria: Llamado “el joven” para diferenciarlo de su padre, quien también fue compositor, Gebel fue uno de los músicos más estimados de la Alemania del Barroco. Y también fue muy prolífico: cuando fue segundo organista en Breslavia escribió una gran variedad de música instrumental y vocal y cuando fue maestro de capilla en Rudolstadt firmó 12 óperas, dos pasiones, dos cantatas navideñas, varias series de cantatas, más de cien obras orquestales (incluyendo sinfonías, partitas y conciertos) y un largo etcétera.
Como dato curioso, él, literalmente, se mató trabajando: acostumbraba pasar días enteros despierto, componiendo.
¿Qué salió mal?: Pues que casi toda su obra se ha perdido para siempre…
Esto se debió principalmente a que Gebel todo el tiempo prestaba sus manuscritos sólo para que no se los devolvieran y… discúlpenme, pero tengo que hacer la pregunta: ¿dónde tenía este tipo sus cojones?, porque si a mí me hicieran eso, después de la tercera vez le diría a todo el mundo, “lo siento, pero yo no presto nada”.
¿Cómo puedo empezar a conocer su música?: Este tiene que ser uno de los compositores más oscuros que he presentado en el blog (por eso el signo de interrogación). Busqué su Pasión según san Juan, que fue la obra que volvió a poner su nombre en el mapa con una grabación de 2002, pero YouTube sólo tiene un par de fragmentos de esta. Espero que les baste con esto:
Categorías a las que pertenece: Celebridades locales.
¿En qué país es famoso?: Portugal.
¿Quién es?: Probablemente este sea el más grande organista del Barroco del cual ni siquiera sospechabas que existía y uno de los compositores más importantes en toda la historia de Portugal (a propósito: la edad de oro de la música clásica en ese país sucedió durante el Renacimiento, por si a alguien le interesa). Virtuoso tanto del órgano como del clavecín, fue el organista de la capilla real de la corte de Lisboa. Allí conoció a Domenico Scarlatti, quien en ese momento visitaba Portugal, el cual reconoció de inmediato el talento de Seixas, diciéndole “podrías darme lecciones”. Su estilo se sitúa exactamente en la transición entre el Barroco tardío y el estilo galante y está influenciado tanto por la música italiana como por la alemana y la francesa (y eso que no hay mucha evidencia de que Seixas haya salido de Portugal alguna vez).
Una gran parte de su obra se perdió para siempre durante el terremoto de Lisboa de 1755…
Aparte de unas cien sonatas para teclado que han sobrevivido (del estimado de más de setecientas que se supone que compuso), sólo existen tres piezas orquestales y un puñado de obras corales litúrgicas (y estas están muy lejos de tener el mismo interés que su música para teclado).
¿Cómo puedo empezar a conocer su música?: Con estas sonatas…
Categorías a las que pertenece: Glorias olvidadas.
La Gloria: En su mejor momento, era considerado el único rival serio de Hasse por el título de “el más grande compositor de óperas del mundo”. Además de sus obras para los escenarios, también compuso música coral litúrgica, conciertos y música de cámara.
Como dato curioso, Graun es un ancestro distante del escritor Vladimir Nabokov.
¿Qué salió mal?: Cayó en el olvido debido a una combinación de que su gran rival lo sobreviviera por casi tres décadas y los mismos factores que hicieron que dicho gran rival también se hundiera en la oscuridad (ver el link de arriba). Sólo que Graun ha tenido aún peor suerte que Hasse a la hora de que revivan su obra.
¿Cómo puedo empezar a conocer su música?: Pues con Der Tod Jesu (1755)…
Categorías a las que pertenece: Glorias olvidadas.
La Gloria: Inmensamente famoso en su época, Hasse era conocido más que nada por su prolífica producción de óperas, las más exitosas de las cuales se representaron en todos los teatros importantes de Europa, aunque también firmó numerosas obras litúrgicas. Fue amigo del famoso libretista Metastasio, de quien se convirtió en el favorito para que llevara sus libretos a los escenarios, y una figura fundamental en el desarrollo de la opera seria.
También fue uno de los fundadores del estilo clásico con su máxima “dejen que la música sea clara y sencilla, pero sublime”.
Cuando se convirtió en el maestro de capilla de Dresde, él junto con su esposa, la soprano Faustina Bordoni, ganaban el equivalente a sesenta veces el salario de J. S. Bach como Thomaskantor. Fue para representar obras suyas que en Bayreuth se construyó la casa de la ópera más grande de la Alemania de la época (la cual muchos años después atraería a Wagner a la ciudad).
No se sabe exactamente cuántas obras compuso; en su vejez, cuando alguien se lo preguntó, él mismo reconoció que era uno de sus artistas que estaban más interesados en constantemente crear material nuevo en lugar de llevar un registro del que iba creando. Aunque numerosas obras suyas debieron haberse perdido para siempre por los bombardeos que sufrió Dresde, primero, de los ejércitos de Federico II de Prusia (quien fue un ardiente admirador de Hasse y probablemente este lo tuvo en mente cuando compuso sus 80 conciertos para flauta y numerosas sonatas para ese instrumento[1]) y, después, de los Aliados durante la Segunda Guerra Mundial, hoy de día se conservan 63 óperas, una docena de oratorios, unas 20 misas y réquiems, 90 cantatas y cientos de otras obras. ¡Y la base de datos RISM afirma que sus obras sobrevivientes suman 1635!
Un musicólogo de la época propuso la idea de las tres haches de la música alemana: Händel, Heinichen y Hasse. C. P. E. Bach dijo que su padre y Hasse llegaron a conocerse y hacerse buenos amigos (algo que también afirman una o dos fuentes más) y Mozart, a los nueve años, en la dedicatoria de una de sus obras escribió que soñaba con ser tan inmortal como Händel y Hasse. Este último, por su parte, cuando escuchó Ascanio in Alba, una ópera que el genio de Salzburgo compuso a los quince años, declaró: “este chico hará que nos olviden a todos”. El cantante Mancini lo llamó “el padre de la música”.
En sus años finales vivió tranquilamente en Venecia, dedicado a enseñar y componer música litúrgica.
¿Qué salió mal?: Ya en vida su popularidad y reputación sufrieron un golpe importante debido al movimiento de la ópera reformada encabezado por Gluck. La única razón por la que Gluck no lo dejó condenado a la irrelevancia musical en el acto fue porque siempre contó con patronos importantes, como la emperatriz María Teresa de Austria; pero, cuando tanto ellos como el compositor murieron, sus óperas dejaron de representarse casi de inmediato. Las únicas obras suyas que eran revividas fueron unas pocas obras litúrgicas… y esto sólo en Alemania… y sólo muy de vez en cuando… Sólo sería hasta los últimos años del siglo XX que empezaría a ser rescatado del olvido en serio.
Hay dos obstáculos importantes que impiden que las óperas de Hasse (y de este periodo en general) sean revividas con regularidad.
El primero es la inmensa escala de las producciones; estas tienen unas demandas escénicas inverosímiles: su Ezio (1755) requería en una escena que 250 actores supernumerarios cargaran 8000 lámparas y velas, la entrada triunfal de Ezio en el Acto III tardó 25 minutos en pasar por el escenario e incluyó 400 soldados, más de cien caballos, cinco vagones, ocho mulas y ocho camellos bactrianos y, al final, incluía un ballet con música de Schurer y coreografía de Pitrot que necesitaba 300 bailarinas y duraba 45 minutos.
Pero el obstáculo más importante es el segundo: las convenciones de la ópera simplemente han cambiado demasiado. No es coincidencia que, con excepción de Händel, en muy pocas ocasiones se revivan compositores de óperas anteriores a la década de 1770 y que normalmente sólo sea en antologías tipo “Las Mejores Arias de…” Para colmo de males, cuando se intenta representar estas obras en el presente, muchas veces se les hacen cambios para “ponerlas al día” que, por ponerlo con sutileza, resultan muy cuestionables.
¿Cómo puedo empezar a conocer su música?: Con su Cleofide (1731)…
