sábado, 27 de mayo de 2023

Ferdinand Hérold (1791 - 1833)


Categorías a las que pertenece: Pasto de historia alternativa, One-hit-wonders que hicieron mucho más.

¿Quién es?: Discípulo de Méhul (quien estimó grandemente sus talentos, lo veía como su sucesor y, tras la muerte de su padre biológico, fue una muy querida figura paterna), en su mejor época fue uno de los nombres más grandes de la opéra comique francesa (de las que compuso más de veinte) e influenció a Bizet, a Offenbach y a todos los demás compositores de operetas francesas, a Smetana y a Wagner.

También es muy importante en la historia del ballet (de los que compuso seis): junto con su amigo Adolphe Adam (1803 – 1856; sí, el que compuso Giselle), fueron los pioneros que dieron los primeros pasos para elevar el estándar de la música del ballet de ser simples arreglos de melodías populares a música bien orquestada que ilustraba la acción de la obra.

Además, firmó dos sinfonías, cuatro conciertos para piano, música de cámara, numerosas piezas para piano solo y música coral.

¿Qué salió mal?: Son tres las razones por las que no está en la sección de “Glorias olvidadas”…
  1. Su estilo personal tardó bastante más en madurar que en los casos de otros compositores;
  2. Era muy malo escogiendo los libretos con los que trabajaba, lo que fue una de las causas de que hubiese temporadas en las que encadenaba un fracaso tras otro; y
  3. El que hubiese una temporada en la que trabajó como “premier chef de chant” en la Ópera de París, lo que conllevaba que trabajara en las óperas de otros compositores pero que no pudiese estrenar las suyas propias.

No obstante, al final alcanzaría la plenitud como músico y las dos últimas óperas que completó en solitario, Zampa (1831) y Le Pré aux clercs (1832), estuvieron entre las óperas más populares del siglo XIX no sólo en Francia (Le Pré aux clercs alcanzaría su representación número mil en 1870 ó 1871, dependiendo de la fuente), si no también en otros lugares como Estados Unidos, Gran Bretaña y Alemania (donde Zampa aún se interpreta de vez en cuando).

La muerte de Hérold a la edad de 42 años por culpa de la tuberculosis ha dejado a muchos musicólogos preguntándose que más hubiese logrado.

Estas óperas salieron del repertorio al mismo tiempo y por las mismas razones que las de Auber. De estas, lo único que se siguió escuchando fue la obertura de Zampa.

Hoy en día, la fama de Hérold se debe principalmente al ballet La fille mal gardée (1828):


No obstante, hay que señalar que esta obra no es totalmente suya: recicló material de la versión original del ballet estrenada durante la Revolución Francesa y de otras fuentes contemporáneas, especialmente Rossini. Producciones posteriores añadieron música de Peter Ludwig Hertel y el número más famoso de la pieza (la “Danza del Zueco”) es una invención moderna de John Lanchbery, basándose en una melodía de Hertel, quien revisó la obra entera en 1959 para una producción de Frederick Ashton (la mayoría de las representaciones contemporáneas utilizan esta versión).

Y es que el problema con los ballets de Hérold es que, a pesar de su importancia en la historia de ese medio, fueron compuestos con prisas, en la mesa de la cena mientras charlaba con sus amigos, pues parece que no se tomaba tan en serio ese género.

¿Qué más hay para escuchar?: Pues las dos óperas ya mencionadas… y completas, no sólo las oberturas…


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