¿A qué categorías habría pertenecido?: Celebridades locales.
¿En qué país es famoso?: Inglaterra.
¿Quién es?: Para continuar con el tema de la era de la Música Pastoral en Inglaterra, hoy voy a presentarles a uno de sus principales impulsores.
Bautizado con el nombre de Philip Arnold Heseltine, empezó firmando música fuertemente influenciada por Frederick Delius, a quien contactó a través de su tío, quien era vecino del compositor en Francia, con quien forjaría una amistad que duraría toda la vida y, en esta etapa temprana, casi una obsesión con él. Más tarde, su opinión de la música de Delius disminuyó, aunque en público nunca dejó de defender al otro músico.
El fracaso en sus estudios universitarios lo llevó a perseguir una carrera en la música, empezando como periodista musical y desarrollando una fascinación por la música folclórica de las Islas Británicas y la música isabelina, así como por la Magia Negra y el ocultismo (de ahí su nombre artístico; “warlock” es una de las formas de decir “mago” en inglés).
Dos hechos marcaron un antes y un después en su obra: el primero fue el encuentro con el compositor neerlandés Bernard van Dieren y el segundo fue el que pasara un año escondiéndose en Irlanda para evitar que lo enviaran a luchar en la Primera Guerra Mundial. Ese año que pasó en Irlanda lo dedicó a estudiar la cultura y el idioma celtas.
A su regreso a Inglaterra en 1918, comenzó a publicar canciones, usando su nombre artístico, en el distintivo nuevo estilo que hoy en día conocemos como la “Escuela Pastoral”, siendo cálidamente recibido tanto por el público como por la crítica y los otros compositores, llegando a ganar el elogio hasta de Vaughan Williams. Estas canciones (más de 150 miniaturas para voz y piano, en su mayoría) constituyen el grueso de su producción, aunque también firmó algo de música coral, de cámara y hasta orquestal.
También se forjó una reputación, usando su nombre real, como un crítico musical controversial y combativo, teniendo varios encontronazos bastante feos con otros críticos musicales de la época.
Durante la mayor parte de la década de 1920 llevó un estilo de vida bohemio, marcado por las fiestas (algunas tan salvajes que dañaron las propiedades donde las realizaron y, por lo menos una vez, los vecinos hasta llamaron a la policía), el alcoholismo y la actividad sexual desinhibida. No obstante, vale la pena señalar que esto estaba confinado a los fines de semana, pues también fueron años donde fue tremendamente prolífico como músico, crítico musical e historiador de la música.
No obstante, este estilo de vida eventualmente afectó sus finanzas, lo cual, combinado con una serie de reveses profesionales al final de la década, lo dejó sin empleo y en la ruina. Los últimos meses de su vida estuvieron marcados por el pesimismo, la depresión, la inactividad (pues, para colmo de males, también perdió su inspiración artística) y la obsesión con una muerte inminente.
Fue encontrado muerto en su piso cerrado de Londres, por envenenamiento con gas de alumbrado. Probablemente fue un acto suicida, aunque las cosas no están del todo claras.
Inmediatamente después su muerte, la opinión de su obra siguió siendo de lo más elevada, pero, con el paso de los años, a medida que se hacían públicas las historias de la escandalosa vida privada de Heseltine, esta empezó a disminuir y su nombre cayó en la oscuridad.
No obstante, con la fundación de la Sociedad Peter Warlock en 1963, el interés en su música comenzó a incrementar.
¿Por qué no está en una de las secciones principales?: Porque sólo vale la pena conocer una pequeña parte de su producción.
Warlock era un compositor de miniaturas (sus intentos con los géneros mayores dejan mucho que desear) y, de estas, muchas sirven para poco más que piezas de relleno. Sólo quédense con sus canciones que tienden hacia la oscuridad y la melancolía, que es donde es más probable que se topen con las joyas de su obra, como esta The Fox, una de las dos últimas piezas que firmó poco antes de su muerte.
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