La Gloria: Este compositor austriaco de ascendencia checa y rumana fue un estudiante de Carl Reinecke y Salomon Jadassohn.
Compuso prolíficamente óperas, ballets, música incidental, orquestal (incluyendo cinco sinfonías), de cámara, para piano, para órgano, coral y canciones. Su estilo originalmente era un romanticismo tardío post-wagneriano que lo emparenta con Richard Strauss (de quien fue amigo personal) y Mahler (a quien consideraba un alma afín), aunque con una fuerte tendencia hacia la sátira musical. Con el tiempo, no obstante, lo expandió para incluir fuertes influencias (aunque sin dejar de ser, esencialmente, un compositor tonal) del bitonalismo, el neoclasicismo, los compositores anteriores a J. S. Bach y el jazz y otros géneros de la música popular.
Aunque nunca llegó a tener el mismo nivel de fama y fortuna que su famoso amigo, empezando con la ópera Donna Diana (1894; su mayor éxito), se anotó una serie de triunfos que llevó a que fuese respetado en los países de Europa central como uno de sus compositores más importantes hasta finales de la década de 1920.
¿Qué salió mal?: Prepárense porque este es el primero de una larga serie de compositores cuyas vidas, o por lo menos sus carreras y/o reputaciones, fueron arruinadas por los Nazis, así que, por una temporada, este blog se va a poner un tanto deprimente.
Tras su muerte, su reputación sufrió un fuerte golpe debido a la falsa acusación de que era un Nazi. Esta provino del hecho de que uno de sus hijos era un ardiente simpatizante del Nazismo y de que formó parte de la Ständiger Rat für die Internationale Zusammenarbeit der Komponisten de Richard Strauss, la cual fue acusada por Ernst Krenek de ser una organización Nazi. Nada más lejos de la realidad: las ideas políticas de Reznicek era de izquierda, su segunda esposa tenía ascendencia judía (aunque fue criada como una calvinista), otra de sus hijas formó parte de la Resistencia alemana y la Ständiger Rat für die Internationale Zusammenarbeit der Komponisten era una organización tolerada por los Nazis que, con algunas restricciones, presentaba conciertos de música moderna en los estados controlados por el Reich. Cuando los Nazis aumentaron su dominio del Rat en 1942, Reznicek intentó resistirlos, pero eventualmente renunció. Durante la Guerra, el Ministerio de Propaganda confiscó 80 de sus manuscritos, sólo 14 de los cuales fueron devueltos a su hija en 1946; el resto está en paradero desconocido.
Añadan a lo anterior el que ya en la década de 1930 su reputación empezó a ser eclipsada por la de una generación más joven y atrevida de compositores y que, al igual que todos los otros músicos que se aferraron a la música tonal bien entrado el siglo XX, tras la Segunda Guerra Mundial su arte encontró cada vez más indiferencia y comprenderán porque lo más parecido que tiene a una pieza que permanece en el repertorio es la obertura de la ya mencionada Donna Diana:
…la cual es revivida ocasionalmente como pieza de relleno en recitales.
¿Cómo puedo empezar a conocer su música?: Con su tercera sinfonía (1918)…
…las Variaciones Chamisso (1921):
…y las Variaciones sinfónicas sobre el Kol Nidre (1929):
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