sábado, 29 de junio de 2024

Hans Pfitzner (1869 - 1949)


Categorías a las que pertenece: Compositores de culto, One-hit-wonders que hicieron mucho más.

¿Quién es?: Este compositor, director y profesor de música alemán, que firmó sus primeras piezas a la edad de 11 y fue admirado por Mahler y Richard Strauss, escribió prolíficamente óperas, música orquestal, de cámara, para piano, coral y vocal en un estilo postromántico muy deudor de Wagner (él mismo se describió como un antimodernista), aunque estaba abierto a las influencias de muchos otros músicos del Romanticismo alemán.

¿Por qué no es más famoso?: Aunque su conservadurismo musical fue una fuente de problemas en la época en la que le tocó vivir y trabajar y fue eclipsado totalmente por Richard Strauss, la principal causa de que nunca lograra una sucesión de éxitos consistente fue su difícil personalidad: era elitista, creía que se merecía sinecuras por sus contribuciones al arte alemán y por su trabajo duro con la juventud, tenía una absoluta falta de tacto y talentos sociales rayando en la autoparodia involuntaria, la sincera creencia de que su música era infravalorada y los críticos se la tenían jurada, el que promoviera cultos entre sus seguidores alrededor de su figura, conducta arrogante y mandona con los editores musicales y la idea de que le estaban apuntando personalmente los enemigos de Alemania. Una vez el director Egon Pollak lo describió ante Erich Wolfgang Korngold como “la ruina de la música alemana”. Su amargura y pesimismo empeoraron tras la Primera Guerra Mundial pues perdió su empleo en la época, tuvo que encarar la difícil situación sociopolítica de su país, la muerte de su esposa y el que su hijo mayor contrajera meningitis.

Otra cosa que agrió su carácter fueron sus interminables polémicas con los compositores de Música Moderna; Pfitzner fue amigo de Ferruccio Busoni, hasta que la respuesta que le dio al manifiesto artístico de este último llevó a que terminaran su amistad de mala manera. Fue famoso por su odio hacia la Segunda Escuela de Viena, llegando a tener un altercado muy público (a través de los periódicos) con Alban Berg. El escritor Thomas Mann elogió su obra más famosa, la ópera Palestrina, pero la relación entre ambos hombres pronto se volvió tensa y cortaron relaciones en 1926. También se sabe que Pfitzner era consumido en secreto por la envidia de la fama y fortuna de Richard Strauss, lo que lo hizo rechazar el género entero del poema sinfónico.

Pero nada ha afectado más la reputación de Pfitzner como el que se convirtiese en un muy vocal simpatizante de los Nazis: por ejemplo, sería amigo hasta el fin de Hans Frank, quien llegaría a ser el gobernador Nazi de la Polonia ocupada, llegando a escribirle una carta de apoyo cuando estaba siendo enjuiciado en Núremberg.

Aunque, para ser totalmente justo, hay que señalar que sus relaciones con los Nazis fueron muy complejas y sus opiniones sobre la cuestión judía son tan contradictorias que rayan en la esquizofrenia.

Perdió el favor de los Nazis por negarse a cortar relaciones y hasta intentar mover sus influencias para ayudar a asociados judíos de toda la vida como el director Bruno Walter (lo cual no le impidió aprovecharse del antisemitismo para lograr ciertos fines y mantener contactos cercanos con antisemitas virulentos como los críticos musicales Walter Abendroth y Victor Junk); Pfitzner consideraba que el judaísmo era una característica cultural en lugar de racial y que, aunque el judaísmo representaba un peligro para la cultura y la vida espiritual alemanas, muchos judíos habían hecho un montón por Alemania y el antisemitismo per se debía ser condenado.

Añadan a lo anterior un montón de metidas de pata de su parte, como negarse a proveer música incidental para el Sueño de una Noche de Verano de Shakespeare para reemplazar la famosa versión de Mendelssohn, inaceptable por su origen judío; Pfitzner sostuvo que el original de Mendelssohn era mucho mejor que cualquier cosa que él pudiese ofrecer como sustituto.

En 1923, Pfitzner y Hitler se reunieron. Fue mientras el primero estaba hospitalizado recuperándose de una operación de vesícula biliar pues Anton Drexler, a quien ambos conocían, organizó una visita. Hitler fue quien habló la mayor parte del tiempo, pero Pfitzner se atrevió a contradecirlo respecto al pensador homosexual y antisemita Otto Weininger, lo que causó que Hitler se largara de mala manera. Por el pecado imperdonable de llevarle la contraria, el Führer quedó convencido que Pfitzner era judío (a pesar de las constantes correcciones de Goebbels y otros) y se dedicó a arruinar su carrera; el compositor, por su parte, quedó convencido de que había causado una buena impresión en Hitler, contantemente invitándolo a conciertos de su música y entrevistas privadas, a las que este último nunca asistía.

En 1934 fue forzado a jubilarse y perdió todos sus puestos, recibiendo una pensión mínima de sólo unos pocos cientos de marcos al mes. Ese mismo año, él intentó convertirse en director de un mitin del Partido, pero fue rechazado y fue sólo en el mitin mismo que descubrió que Hitler pensaba que él era medio judío. Hacia 1939 había quedado totalmente desencantado del régimen Nazi, excepto por Frank, llegando a pelearse muy malamente con Göring, quien amenazó con mandarlo a un campo de concentración.

Es esta conexión con los Nazis lo que ha impedido que su música experimente una reevaluación en toda la regla. En la década de 1980 se empezó a revivir su ópera Palestrina (1917):


…la cual fue su mayor éxito en vida y es considerada su obra maestra; hoy en día, la ópera ha reentrado exitosamente en el repertorio en la Europa de habla alemana, aunque la conexión de Pfitzner con los Nazis y las propias demandas escénicas de Palestrina han impedido que se difunda en serio a nivel mundial. El resto de su producción tuvo que esperar a la siguiente década para empezar a ser revivido, así como para que su vida fuese reevaluada, aunque sigue siendo poco conocido, incluso en Alemania.

También hay que señalar que no todo su catálogo tiene el mismo valor: al contrario de lo que Palestrina pueda hacerles pensar, ese fue su único acierto verdadero en el género de la ópera y muchas de sus obras orquestales y de cámara son tremendamente pobres. No obstante, parece que en el género de los lieder (muy influenciados por Hugo Wolf) Pfitzner era prácticamente infalible.

¿Qué más hay para escuchar?: Su concierto para violín (1923)…


…que, en su momento, fue considerado la más valiosa aportación al repertorio desde el primer concierto para violín de Max Bruch; Die Heinzelmännchen (1903):


…y Von Deutscher Seele (1921):

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