La Gloria: Este judío australiano fue un niño prodigio que dio su primer recital público a la edad de seis y comenzó su educación musical formal a la edad de nueve con George Sampson, organista de la Catedral de San Juan y de la ciudad de Brisbane, aunque, en realidad, sus padres fueron sus primeros profesores de música. En 1911 ganó una beca para estudiar en Inglaterra composición con Charles Villiers Stanford (y aguantar su antisemitismo), armonía y contrapunto con Thomas Dunhill y piano con Frederic Cliffe.
Tuvo una carrera larga y exitosa como compositor, pianista, director y profesor de piano (su estudiante más famoso es Benjamin Britten) y pasó la mayor parte de su vida adulta en Inglaterra. Nos dejó unas 80 piezas: cinco óperas (la última de las cuales quedó inacabada con su muerte), un ballet, bandas sonoras para el cine, música orquestal, de cámara, para piano, coral y vocal.
Como dato curioso, él sirvió en la Real Fuerza Aérea en la Primera Guerra Mundial y en julio de 1918 fue derribado por un joven piloto alemán llamado Hermann Göring.
¿Qué salió mal?: A pesar de que Benjamin era innegablemente popular con el público, la crítica siempre estuvo dividida respecto a él.
La principal acusación que se lanzaba en su contra era el que no tuviese una personalidad musical propia muy diferenciada: dependiendo de qué obra estés escuchando, Benjamin puede sonar como Gershwin, Walton, Sibelius, Bax, Hindemith, Ravel, la primera etapa de Stravinski u otros.
Otro problema era la propia naturaleza de su música: en lugar de interactuar con los movimientos musicales del siglo XX, Benjamin prefirió escribir música ligera, accesible y convencionalmente tonal con un fuerte sabor romántico, lo que hizo que mucha gente no lo tomara en serio e, incluso hoy día, muchos no sepan qué hacer con las pocas piezas en las que se puso serio (como, por ejemplo, en su única sinfonía).
Por último, él fue famoso como compositor de bandas sonoras para el cine y fue una víctima del problema con los compositores de bandas sonoras.
Tras su muerte, su música cayó rápidamente en el olvido, con la excepción de Jamaican Rumba (1938):
…que sigue siendo una pieza muy popular en el repertorio de música ligera, de la cual escribió varias versiones (la original para dos pianos es la que pueden escuchar arriba) y por la que el gobierno de Jamaica, en agradecimiento por hacer la isla famosa a nivel mundial, le mandó un barril de ron al año por el resto de su vida.
¿Qué más hay para escuchar?: Su Concerto quasi una fantasia para piano y orquesta (1950)…
…el concertino para piano (1926-27):
…y la Fantasía romántica para violín, viola y orquesta (1938):
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