¿A qué categorías habría pertenecido?: Glorias olvidadas.
La Gloria: Smyth fue una
niña prodigio. Fue una pianista estelar desde una tierna edad y compuso su primer himno a la edad de 10. Decidió estudiar música a la edad de 12 y a la edad de 17 empezó a estudiar con Alexander Ewing, quien le presentó la música de Wagner y Berlioz. Después de una batalla importante con su padre, un oficial del ejército que rechazaba los planes de su hija de dedicar su vida a la música, Smyth logró que su familia la enviara al Conservatorio de Leipzig[1], donde estudió con
Carl Reinecke. Lo dejó después de un año, no obstante, desilusionada con su estilo de enseñanza, y continuó sus estudios con Heinrich von Herzogenberg. En esta ciudad conoció a Dvorák, Grieg, Tchaikovski, Clara Schumann y Brahms. A su regreso a Inglaterra, forjó una amistad con Arthur Sullivan.
Fue una compositora prolífica de óperas, música orquestal, música de cámara, música instrumental, música coral y canciones en un estilo deudor tanto de Brahms, su ídolo musical, como de Wagner. Algunos consideran sus óperas como las más importantes compuestas en las Islas Británicas después de las de Purcell y antes de las de Britten. Una de estas,
Der Wald (1903), sería la primera ópera compuesta por una mujer en ser representada en la Ópera Metropolitana de Nueva York (la siguiente sería
L’Amour de loin de Kaija Saariaho en 2016). Ella también fue una entusiasta de los deportes durante toda su vida, practicando tenis, equitación, golf, montañismo y senderismo.
Su exitosa carrera como compositora y directora llegó a un fin abrupto en la década de 1920 cuando empezó a perder su audición, eventualmente quedando totalmente sorda. Su producción cayó en picada y firmó su última obra en 1930. No obstante, encontró un nuevo interés en la literatura y, entre 1919 y 1940, publicó diez libros autobiográficos tremendamente exitosos.
¿Qué salió mal?: Tras su muerte, su música cayó en el olvido casi de inmediato.
Esto se debió, en parte, a que
un porcentaje importante de la crítica se la tenía jurada por razones exclusivamente sexistas… eso a pesar de que el mismísimo Tchaikovski declaró “La Señorita Smyth… puede en serio estar alcanzando algo valioso en el campo de la creación musical”… Pero también se debió a que su activismo político, su imagen de
sufragista excéntrica[2] y su
escandaloso estilo de vida[3] eclipsaron su obra como artista.
Su música tendría que esperar unos 70 años antes de que empezara a ser revivida.
¿Por qué no está en una de las secciones principales?: ¿Recuerdan que una vez escribí que
esperaba que no tuviese que volver a presentarles un compositor sin también incluir alguna obra suya? Pues no se me cumplió😭.
Smyth era una artista tremendamente errática y su música raramente muestra una personalidad propia o resulta siquiera memorable. ¿Y esa parte sobre que sus óperas están entre las más importantes compuestas en las Islas Británicas?
Sí, ajá. Nada de lo que escuché de ella me parece que tuviese el nivel y/o interés histórico suficiente para justificar incluirlo en el blog.
Notas:[1] Ella logró esto al dedicarse a hacerle la vida imposible a todos en casa: se negaba a ir a la iglesia, a cantar en las cenas, a salir de su cuarto y a dirigirle la palabra a su familia.
[2] Cuando tuvo que pasar un tiempo en prisión por participar en una protesta violenta de las sufragistas, su amigo, sir Thomas Beecham, fue a visitarla en la cárcel y allí vio a las sufragistas marchando en un cuadrángulo y cantando y a Smyth dirigiéndolas desde la ventana de su celda usando un cepillo de dientes como batuta. Una vez, un entrevistador fue a visitarla a su casa y la encontró atada a un árbol; ella afirmó que hacía esto para mejorar su postura cuando dirigía. Casi siempre se la podía ver acompañada por un perro y solía presentarse en las casas de la gente a las horas más inesperadas, demandando ser entretenida.
[3] Smyth era abiertamente lesbiana… y el único hombre con el que hay una posibilidad realista de que tuviese una relación íntima fue su amigo Henry Bennet Brewster, filósofo y libretista de algunas de sus óperas… quien estaba casado…
A la edad de 71, Smyth conoció y se enamoró de Virginia Woolf, 25 años más joven que ella. En sus diarios, escribió “no pienso que alguien me haya importado más profundamente”. Woolf, por su parte, escribió en su propio diario “una vieja se ha enamorado de mí. Es como ser presa de un cangrejo gigante”. A pesar de sus diferencias, ambas mujeres forjaron una amistad que duró hasta la muerte de Woolf en 1941.
