¿En qué país es famoso?: Países Bajos.
¿Quién es?: Sí, hoy les traigo al protagonista del infame “Incidente Vermeulen”, del que pueden leer en mayor detalle aquí.
Bautizado con el nombre Matheas Christianus Franciscus van der Meulen, al principio quiso seguir los pasos de su padre y convertirse en herrero, pero durante una enfermedad seria su interés por lo espiritual triunfó dentro de él e, inspirado por su entorno católico, decidió convertirse en sacerdote. A la edad de 14, fue al seminario de la orden de los norbertinos en la abadía de Berna en Heeswijk, donde recibió lecciones de L. A. Dobbelsteen, un sacerdote que le presentó la música de los maestros del siglo XVI (Palestrina, en particular, sería muy importante para Vermeulen).
Tras dos años estudiando allí, fue transferido a un internado jesuita en el pueblo belga francófono de Thieu, donde jóvenes de varias nacionalidades eran entrenados para convertirse en misioneros. No obstante, la dirección pronto se dio cuenta de cual era la verdadera vocación de Vermeulen. Después de un año, en el que a Vermeulen se le enseñó literatura clásica y a hablar francés con fluidez, se le pidió que no regresara. Él volvió a casa y se preparó para convertirse en artista.
A la edad de 19 se mudó a Ámsterdam, donde mostró sus experimentos musicales al director del conservatorio, Daniël de Lange. Él reconoció el talento de Vermeulen y decidió darle clases privadas gratis. El resto de su formación musical lo obtuvo a través de su amistad con Alphons Diepenbrock, quien se convirtió en su tutor y “padre espiritual” y le prestó libros y partituras.
En vida, Vermeulen fue una figura increíblemente oscura como músico. Esto se debió a que, en aquella época, el “establishment” musical neerlandés tendía mucho hacia un Romanticismo germanófilo; Vermeulen fue uno de los representantes de “la nueva guardia” que tenía puesta la mira en las innovaciones de Debussy, Mahler y un largo etcétera lo que, combinado con su negativa a comprometer tanto su visión artística como su postura política (era de los que pensaban que es imposible separar la cultura de la política), llevó a un conflicto predecible e inevitable: a Vermeulen se le cerraron montones de puertas y se vio obligado a ganarse la vida como periodista.
En 1921, Vermeulen se mudó a Francia con su familia con la esperanza de encontrar un clima más favorable para su obra. Al principio todo parecía ir viento en popa: estableció contactos con Gabriel Pierné, Darius Milhaud, el pianista Ernst Lévy, Nadia Boulanger y Serge Koussevitsky… pero pronto fue evidente que no estaba yendo a ninguna parte y por pura necesidad tuvo que volver al periodismo.
Fue por su necesidad de mantener a su familia trabajando como periodista que su obra es tan reducida: sólo siete sinfonías, un puñado de piezas de cámara y canciones para voz y piano y la música incidental para De Vliegende Hollander de Martinus Nijhoff. Y sus encontronazos con las autoridades de su era, no sólo artísticas sino también políticas (Vermeulen fue un feroz crítico de la OTAN, la bomba atómica y la carrera armamentística), se aseguraron que no tuviese ni seguidores ni estudiantes. Fue sólo décadas después de su muerte que su obra fue redescubierta y reevaluada y pasó a ser considerado uno de los compositores más importantes en la historia de los Países Bajos (el premio musical más importante del país lleva su nombre).
Verdaderamente, no hay otro compositor con un estilo y una personalidad parecidos a los de Vermeulen. Su música, difícil de describir, mezcla atonalismo, polimelodismo y contrapunto de una forma que hizo que uno de los críticos musicales que consulté escribiera “la música de Vermeulen parece una amalgama de Alban Berg, Edgard Varèse, Charles Ives y Karl Amadeus Hartmann que, al mismo tiempo, no suena como ninguno de ellos”. Él buscaba en su música hacer que el oyente reconociera la belleza del mundo, el milagro de la vida y la existencia de un Creador mientras, al mismo tiempo, deja claro que le tocó vivir periodos muy negros, no sólo hablando históricamente sino personalmente: durante la Segunda Guerra Mundial murieron su primera esposa (quien, debido a la desnutrición provocada por los racionamientos, no pudo soportar una operación) y su hijo favorito (quien se había unido a la Resistencia Francesa y fue asesinado en combate por los alemanes).
¿Cómo puedo empezar a conocer su música?: Con sus sinfonías sexta (1958)…
…y séptima (1965):
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