domingo, 30 de abril de 2023

Curiosidades históricas: Concierto para arpa en do (alrededor de 1800)


¿Quién lo compuso?: François-Adrien Boieldieu (1775 – 1834).


¿A qué categorías habría pertenecido?: Glorias olvidadas.

La Gloria: Este compositor francés empezó su carrera a la edad de 18 durante el Terror, alcanzó celebridad internacional durante el Consulado y el Imperio y durante la Restauración Borbónica se convirtió en EL compositor francés de óperas.

A menudo llamado “el Mozart francés” (quien fue una de sus influencias, junto con Haydn, Cimarosa y Rossini), fue visto como el heredero espiritual de Grétry y fue profesor de Adolphe Adam. La inmensa mayoría de su producción está compuesta por óperas, de las que compuso unas 40, además del concierto para arpa que les traigo hoy, un concierto para piano, algo de música de cámara y numerosos romances.

Su obra tuvo una importancia mayúscula en la evolución de la opéra comique. En 1825 se estrenó la que es considerada su obra maestra: La dame blanche. Esta tomaba sus episodios de dos novelas de Walter Scott y fue un éxito tan monumental (alcanzó su milésima representación en la Opéra Comique en 1862 y despertaba la amarga envidia de Bizet) que lo convirtió en el autor de moda a la hora de adaptar a la ópera; entre las muchas óperas que secundaron esta obsesión con el novelista escocés se encuentran Lucia di Lammermoor (1835) de Donizetti e I puritani (1835) de Bellini. También está entre las primeras óperas en añadir elementos sobrenaturales e influenció a obras como Robert le diable (1831) de Meyebeer y Faust (1859) de Gounod. Su Les Deux Nuits (1829) fue admirada por el mismísimo Richard Wagner.

¿Qué salió mal?: Sus óperas cayeron en el olvido por las mismas razones y al mismo tiempo que las de Auber. Estas tuvieron que esperar hasta 1997 para empezar a ser revividas, cuando la Salle Favart representó La dame blanche.

¿Por qué no está en una de las secciones principales?: Porque no me parece que su música sea tan memorable como la de otras opéras comiques. Pero su concierto para arpa es considerado una de las obras maestras del repertorio para ese instrumento y fue la única de sus piezas que conservó algo de presencia en las salas de concierto, en mi opinión merecidamente.

sábado, 29 de abril de 2023

Daniel-François-Esprit Auber (1782 - 1871)


Categorías a las que pertenece: Glorias olvidadas, One-hit-wonders que hicieron mucho más.

La Gloria: Discípulo de Cherubini y amigo de Rossini, en vida se consideraba que estaba al mismo nivel que Meyerbeer y Halévy, hasta la década de 1920 fue uno de los compositores de óperas más representados del mundo y sus oberturas eran tan populares como las de Rossini y Suppé.

Aunque también compuso una gran cantidad de música coral litúrgica junto con obras corales seculares, canciones populares, obras orquestales, música de cámara y piezas para piano solo, la parte de su producción verdaderamente interesante es, predeciblemente, su música para los escenarios: unas 50 óperas y entre 15 y 20 ballets (diferentes fuentes dan números diferentes). Pronto estableció una fructífera relación profesional con el famoso libretista Eugène Scribe que duró 41 años y produjo 39 óperas, la mayoría de estas éxitos comerciales y con la crítica. Trabajó principalmente en el género de la opéra-comique, donde firmó unas 35 obras que influenciaron fuertemente a Bizet, Massenet, Offenbach y el binomio de Gilbert y Sullivan. También compuso en otros géneros, como con La Muette de Portici (“La muda de Portici”, 1828), considerada la primera gran ópera histórica francesa, que estableció el modelo que seguirían Meyerbeer y Halévy y fue amada por Wagner, quien la consideraba una precursora de sus leitmotiv.

¿Qué salió mal?: La carnicería de la Primera Guerra Mundial dándole a todo el mundo una visión más pesimista de la vida hizo que Auber resultara demasiado ligero para los gustos del siglo XX, y la reacción contra Wagner combinada con el ascenso del Impresionismo y el Neoclasicismo de los Ballets Rusos lo convirtieron en un músico pasado de moda.

La única de sus óperas que siguió en el repertorio fue su Fra Diavolo (1830):


…y eso porque era muy popular en Alemania.

¿Qué más hay para escuchar?: Prueben su Le domino noir (1837) y pongan en los comentarios como les pareció…

domingo, 23 de abril de 2023

Joachim Nicolas Eggert (1779 - 1813)


Categorías a las que pertenece: Pasto de historia alternativa.

La razón por la que he incluido este compositor en la categoría de “Pasto de historia alternativa” en lugar de “Celebridades locales” es porque su música casi nunca es interpretada o grabada, ni siquiera en Suecia, y atribuyo esto al hecho de que muriera de tuberculosis a la edad de 34 años. (Si hubiese tenido una vida más larga o si hubiese sido más prolífico tal vez hubiese terminado en otra sección).

Antes de eso, este compositor de origen alemán llegó a ser maestro de capilla de la Corte Sueca e introdujo en esa nación nórdica la música de Beethoven; además fue el director de los estrenos suecos de Las estaciones de Haydn y La Flauta Mágica de Mozart.

En cuanto a sus propias composiciones (dos obras para los escenarios, cuatro sinfonías terminadas y una inacabada, numerosas obras de cámara, cantatas y un puñado de piezas en otros géneros): partiendo de la influencia de Haydn, Mozart y Beethoven, terminó recorriendo muchos de los mismos caminos que los compositores románticos de otras latitudes (Mendelssohn, Rossini, Schubert, Weber, etcétera).

¿Cómo puedo empezar a conocer su música?: Con esta sinfonía…

sábado, 22 de abril de 2023

Johann Nepomuk Hummel (1778 - 1837)


Categorías a las que pertenece: Glorias olvidadas.

La Gloria: En su mejor época, Hummel era considerado uno de los compositores más importantes del mundo y el pianista virtuoso más grande de la Europa de su tiempo. Este comenzó como un niño prodigio que, a la edad de ocho años, impresionó tanto a Mozart que el Genio de Salzburgo decidió darle clases y hospedaje en su propio hogar sin cobrarle durante dos años y le permitió dar su primera actuación pública a la edad de nueve años en uno de sus propios conciertos. Hummel también estudiaría con Albretchsberger, Haydn, Salieri y Clementi.

Es una de las figuras más importantes de la transición del Clasicismo (al principio de su carrera, sus conciertos para piano sonaban muy mozartianos y sus piezas para piano solo muy haydnescas) al Romanticismo (las obras que firmó en sus años finales suenan como el eslabón perdido entre Beethoven-Schubert y Liszt-Chopin). Tremendamente prolífico, su catálogo incluye 22 óperas y Singspiels, ocho conciertos para piano, un concierto doble para violín y piano, un concierto para mandolina, un concierto para trompeta, un “gran concierto para fagot”, ocho tríos para piano, un cuarteto para piano, un quinteto para piano, dos septetos para piano, un octeto de viento, un cuarteto para clarinete, violín, viola y violonchelo, diez sonatas para piano (de las cuales cuatro no tienen números de opus y una sigue inédita), una sonata para violonchelo, música para piano a cuatro manos, numerosas canciones y obras de música coral litúrgica y mucho más; aunque sus mejores resultados los logró, predeciblemente, en las obras que incluyen el piano (curiosamente, no compuso sinfonías). Además, también fue un talentoso guitarrista y firmó varias piezas para ese instrumento.

Hummel se haría amigo de Beethoven y ambos compositores tuvieron una amistad larga, aunque tempestuosa, pero, al final, se reconciliarían y el Maestro de Bonn moriría en buenos términos con el otro músico. Cuando se hizo maestro de capilla en Weimar (él ayudaría a convertir esta urbe en una de las capitales musicales de su era), también se convirtió en un amigo cercano de Goethe, quien lo introduciría en lo mejor de los círculos intelectuales de la ciudad.

En el concierto por el funeral de Beethoven conoció y se hizo amigo de Schubert, quien fue fuertemente influenciado por Hummel y a quien dedicó sus últimas tres sonatas para piano. Liszt idolatraba a Hummel, a menudo interpretaba sus obras y pudo haberse convertido en uno de sus estudiantes, pero el padre del compositor húngaro se negó a pagar la elevada cuota que el austriaco exigía por sus clases. Otro que lo admiraba y pudo haberse convertido en estudiante suyo fue Robert Schumann. Chopin, que no era nada generoso con los elogios, escribió en una carta “tales grandes maestros como Mozart, Beethoven y Hummel, los maestros de todos nosotros” y conservó varios de los conciertos del austriaco en su repertorio activo.

También fue uno de los profesores de música más prestigiosos y costosos de su época: su tratado sobre la música de piano vendió miles de copias a los pocos días de publicado y su lista de estudiantes famosos incluye a Czerny, Ferdinand Hiller, Sigismund ThalbergAdolf von Henselt y (muy brevemente) Felix Mendelssohn.

¿Qué salió mal?: En sus años finales, Hummel vio su música lentamente pasar de moda. Esto se debió, evidentemente, al ascenso de una nueva escuela de compositores y pianistas virtuosos encabezada por Liszt y Chopin. Pero también se debió a que, a partir de 1832, dedicó cada vez menos y menos energía a componer y a sus deberes como director musical, en parte porque su salud se estaba deteriorando, en parte porque, con la muerte de Goethe, se cortó su conexión con los círculos intelectuales más selectos. Y también empezó a ser dejado de lado como profesor de música: los ejercicios de Czerny, más accesibles, lo superaron en popularidad.

No obstante, siguió siendo un compositor famoso y respetado y, a su muerte, parecía que una duradera reputación póstuma estaba asegurada… pero cayó en el olvido casi de inmediato, eclipsado, por un lado, por Beethoven y Schubert y, por el otro, por Liszt, Chopin y otros.

Después, cuando el Clasicismo empezó a ser revivido a principios del siglo XX, la gente siguió pasando de Hummel. Como con Haydn, que tuvo que esperar hasta la segunda mitad del siglo XX para que revivieran su música, Hummel siguió siendo eclipsado por Mozart y Beethoven, más famoso por ser un nombre recurrente en las listas de los más grandes pianistas de todos los tiempos. Hummel tendría que esperar hasta finales del siglo XX para que reviviesen su obra, pero, aunque cada vez hay más grabaciones, sigue sin ser interpretado en vivo casi nunca.

¿Cómo puedo empezar a conocer su música?: Con estas tres obritas…



domingo, 16 de abril de 2023

Curiosidades históricas: Œdipe à Colone (1786)


¿Quién la compuso?: Antonio Sacchini (1730 – 1786).


¿A qué categorías habría pertenecido?: Glorias olvidadas, Celebridades locales, One-hit-wonders que hicieron mucho más, Pasto de historia alternativa.

La Gloria: Al principio de su carrera componía óperas cómicas y fue considerado un rival serio de Galuppi, pero rápidamente las abandonó y firmó más que nada óperas serias, convirtiéndose, en su mejor momento, en uno de los compositores de óperas más famosos, exitosos e influyentes de toda Europa.

Antes de cumplir los 40 años ya había firmado unas 40 óperas serias y diez óperas bufas, junto con una generosa producción de música coral litúrgica (en su inmensa mayoría compuesta en su etapa en Venecia) y algo de música de cámara y muchas obras vocales de salón (en su inmensa mayoría compuestas en su etapa en Londres).

¿Qué salió mal?: En 1772, Sacchini se mudó a Londres. Allí capturó casi de inmediato los corazones de los ingleses y se convirtió en una de las grandes estrellas musicales del país… pero, eventualmente, Sacchini tuvo que huir de la ciudad: su obra empezó a pasar de moda, su salud empezó a deteriorarse, acumuló deudas debido a su estilo de vida mujeriego y derrochador y enemigos debido a su personalidad arrogante. Debido a la amenaza de terminar en la prisión para deudores, aceptó una invitación para mudarse a París en 1781.

Al principio, parecía que un futuro brillante lo esperaba en la capital francesa. En esa época, la escena musical parisina estaba dividida por la rivalidad entre Gluck y Piccinni y la facción piccinnista le dio una cálida bienvenida pues lo veían como un aliado natural. Más importante: en ese momento el emperador José II, gran admirador de la música italiana en general y de Sacchini en particular, estaba en la ciudad de incógnito y lo recomendó entusiastamente a su hermana, la reina María Antonieta, y el patronato de esta lo ayudó a conseguir un lucrativo contrato con la Ópera de París.

No obstante, todo iba a salirle mal a Sacchini en Francia: a pesar de que había apoyado la venida de Sacchini a París, Piccinni pronto desarrolló con él una feroz rivalidad, producto de que Sacchini incluyera en su obra influencias de Gluck y la propia personalidad susceptible de Sacchini, exacerbada por sus problemas económicos. Sacchini terminaría como el perdedor en las intrigas entre las facciones gluckistas y piccinnistas, las cuales lo verían como un enemigo común.

También, sus primeras tres óperas francesas fueron éxitos muy menores y fueron recibidas por la crítica con escepticismo. Su siguiente ópera, esta Œdipe à Colone, se suponía que iba a ser su obra más ambiciosa: una perfecta combinación entre su estilo italiano, las convenciones de la ópera francesa y la influencia de Gluck. Considerada su obra maestra, en esta, generalmente, se revela como la clase de compositor que se propone remover todo aquello que no tenga una función dramática; desde el punto de vista musical, su mundo sonoro empieza a recorrer caminos que convierten a Sacchini en un precursor de Spontini y del Romanticismo, de allí la parte de “Pasto de historia alternativa”: estoy convencido que, si el músico hubiese vivido más, hubiese firmado obras aún más interesantes.

Su estreno marcó la apertura del nuevo teatro en el Palacio de Versalles, pero, quizá por dificultades con los ensayos, esa única representación tuvo un éxito muy limitado en la corte. María Antonieta prometió a Sacchini que su Œdipe iba a ser la primera ópera interpretada en el teatro de la corte después que este fuese transferido a Fontainebleau… pero esto no iba a suceder: facciones políticas a las que les molestaba que la reina estuviese favoreciendo a tantos extranjeros movieron sus influencias e hicieron que, en su lugar, la ópera a ser representada fuese la Phèdre de Jean-Baptiste Lemoyne. La extrema angustia que le produjo el temor de haber perdido el favor de la reina, combinada con su salud ya de por sí deteriorada, lo llevó a la muerte unos pocos días después de recibir esta noticia.

La dramática muerte de Sacchini, en la que hasta estaba involucrada la reina, capturó la imaginación del público y esto, combinado con un artículo sinceramente elogioso de Piccinni, que le dedicó una conmovedora oración en su funeral, volvió la opinión popular en su favor. La dirección de la Académie Royale, sin siquiera esperar las usuales presiones desde arriba, ordenó que empezaran los ensayos de la ópera. Esta sería reestrenada en 1787, convirtiéndose en un éxito resonante y duradero: la ópera sería una de las más populares en el repertorio parisino hasta 1830 y la responsable de mantener vivo el nombre de Sacchini en Francia, sería revivida en julio de 1843 y mayo de 1844 y, finalmente, caería en el olvido casi absoluto en el que se encuentra el resto de la obra de su creador. Sólo existen cuatro grabaciones completas de óperas de Sacchini: dos de esta Œdipe à Colone (una de las cuales se supone que es bastante mala), una de la comedia La contadina in corte (1765) y una de Renaud (1783), eso es todo.

¿Por qué no está en una de las secciones principales?: La verdadera importancia estética de la obra de Sacchini es muy difícil de determinar, aunque su importancia histórica es evidente, debido a lo poquísimo de él que ha sido revivido; es por eso que no lo incluí en el especial donde se explican los apellidos de Galuppi y Piccinni.

La razón por la que esta ópera, en mi opinión, no pasa de ser una “Curiosidad histórica” es porque la música, a pesar de todas sus virtudes, no me parece ni verdaderamente memorable ni inventiva. Además, según yo, esa buena intención que se menciona arriba de “remover todo aquello que no tenga una función dramática” se viene abajo en el tercer acto, el cual es estirado innecesariamente. Y si tengo esas quejas de la supuesta obra maestra de este compositor…

sábado, 15 de abril de 2023

Gaspare Spontini (1774 - 1851)


Categorías a las que pertenece: Glorias olvidadas.

La Gloria: Así como Méhul era considerado el más importante compositor de óperas durante la Revolución Francesa, Spontini era considerado el más importante compositor de óperas durante el Imperio Napoleónico (específicamente, era un protegido de la Emperatriz Josefina). Admirado más que nada por sus tres grandes óperas parisinas, La vestale (1807), Fernand Cortez (1809) y Olimpie (1809), es otra de las figuras más importantes de la transición de la ópera del Clasicismo al Romanticismo. Fue precursor y una poderosa influencia de las grandes óperas históricas que Francia produciría en el siglo XIX. También influenció fuertemente a Berlioz (quien escribió en sus memorias “mi religión es la de Beethoven, Weber, Gluck, Spontini”) y a Wagner. A este último no sólo influenció musicalmente sino también en su egolatría: en 1844, a la edad de 70, viajó a Dresde, Alemania, para dirigir La vestale por invitación de un joven Richard Wagner; el compositor italiano intentó disuadir a Wagner de una carrera como artista dramático diciendo que él, Spontini, había llevado el arte de la ópera a tales alturas que cualquier intento de seguirlo sólo podía tener “ruinosas consecuencias”…


Pero Wagner después escribió que, a pesar de la vanidad de Spontini, el encuentro sólo aumentó su “alta estima por el maestro” y…


Dios los crea y ellos se juntan, ¿no es así?

¿Qué salió mal?: Evidentemente, con la Restauración Borbónica una figura tan estrechamente relacionada con el régimen de Napoleón vio su posición en riesgo. Aunque le fue mucho mejor que a otros, esto, junto con su insistencia en componer óperas inspiradas en la Antigüedad clásica cuando ese tema empezó a pasar de moda, eventualmente llevó al fin de su carrera en París con la fría recepción que obtuvo su Olimpie.

El rey de Prusia, Federico Guillermo III, lo invitó a Berlín, donde desempeñó el cargo de Generalmusikdirektor entre 1820 y 1842. Pero, lejos de ser un salvavidas, esto llevó al estancamiento: los alemanes, en la época contagiados de un severo caso de nacionalismo, no estaban interesados en la obra de un italiano que se hizo de un nombre en París y nunca llegó a hablar muy bien el alemán, prefiriendo a los artistas locales, dejando a Spontini reducido al papel de un simple director musical. Esto se combinó con el eclipse que le hicieron compositores como Meyerbeer y Weber.

Tras la muerte de Federico Guillermo III, no pudo conservar el favor de su sucesor, Federico Guillermo IV, y eventualmente perdió su puesto en la corte prusiana. Después de 1842 regresó a Italia, donde falleció.

Como en el caso de Cherubini, Spontini le debe a María Callas el que renaciera el interés en su obra gracias a una producción de La vestale (hoy en día la ópera suya que se revive con más “frecuencia”) protagonizada por la legendaria cantante en 1954 en La Scala para celebrar el aniversario 180 del nacimiento del compositor.

¿Cómo puedo empezar a conocer su música?: Pues, ¿con cuál otra?, con La vestale, la cual era considerada una obra maestra por Cherubini, Beethoven, Weber, Rossini y Meyerbeer…

sábado, 1 de abril de 2023

Especial de Curiosidades históricas: Otros compositores de óperas del siglo XVIII

Como ya estoy por terminar con los compositores del siglo XVIII (al menos por una larga temporada), voy a combinar mis dos secciones, “Especiales” y “Curiosidades históricas”, para abordar a una serie de músicos que no me convencieron tanto pero que no por eso se va a dejar de reconocer sus aportaciones a la historia de la música.

Categorías a las que pertenecen: Glorias olvidadas.

Las Glorias: Empezaré con Baldassare Galuppi (1706 – 1785)…


Fue uno de los compositores emblemáticos del estilo galante, junto a HasseSammartini y J. C. Bach. En su mejor época fue el compositor de óperas más popular de toda Europa y, según los críticos de su era, entre más viejo se hacía, mejor componía. Pasó periodos de su carrera en Viena, Londres (donde fue rival de Händel) y San Petersburgo (donde fue uno de los responsables de poner a la música rusa al día con lo que estaba sucediendo en el resto de Europa), pero su base principal siempre sería Venecia, donde tuvo una sucesión de cargos importantes, el más prestigioso de los cuales fue el de maestro de capilla en la Basílica de San Marcos. Para cuando murió, era uno de los compositores mejor pagados del siglo XVIII.

Aunque también compuso prolíficamente óperas serias (y, en especial las que compuso en su madurez, algunas también serían muy populares), música para teclado (también fue un tecladista prestigioso y esta es la parte de su obra que se revive con más frecuencia en el presente) y música coral litúrgica (al final de su vida, este sería el género al que se dedicaría exclusivamente), ganaría fama y fortuna a lo largo y ancho de Europa con sus óperas cómicas en el nuevo estilo del “dramma giocoso”. La generación de compositores que lo sucedió lo consideraba “el padre de la ópera cómica”… lo cual no es cierto porque no las inventó, pero sí es cierto que marcó un antes y un después en la historia de ese medio. También compuso sinfonías, oberturas, conciertos y música de cámara.

De acuerdo a mi investigación, con 109 óperas, es el quinto compositor de óperas más prolífico de todos los tiempos… y, si se están preguntado quienes forman el resto del top 5: son Niccolò Piccinni (1728 – 1800; 113 óperas)[1], Antonio Draghi (1634 – 1700; más de120 óperas)[2], Wenzel Müller (1767 – 1835; 166 óperas)[3] y Ferdinand Kauer (1751 – 1831; autor de – prepárense – unas 200 óperas y singspiels)[4].

¿Qué salió mal?: A medida que dejaba de componer para los escenarios (su última ópera sería estrenada en octubre de 1773) y los gustos musicales del público cambiaban, el nombre de Galuppi fue olvidado en todas partes fuera de Italia. Todo empeoró cuando Napoleón invadió Venecia en 1797, lo que resultó en que los manuscritos de Galuppi se dispersaran por Europa y que muchas obras fueran destruidas o que, por lo menos, se perdieran y estén esperando ser redescubiertas y…


Algunas de sus obras fueron representadas esporádicamente en los 200 años después de su muerte, pero sería sólo hasta los últimos años del siglo XX que su música empezaría a ser revivida en serio.

¿Por qué no está en una de las secciones principales?: Pues porque era un compositor tremendamente irregular. Su producción oscila dramáticamente entre las que son casi obras maestras, piezas muy flojas y, virtualmente, cada nivel de calidad entre estos extremos.

¿Cómo puedo empezar a conocer su música?: Con su Le nozze di Dorina (1770)…


El siguiente compositor en la lista es Niccolò Jommelli (1714 – 1774):


Cuando uno revisa la historia de la ópera, se da cuenta de que, por mucho tiempo, por ponerlo con sutileza, fue un medio que dejaba mucho que desear… lo cual es una forma de decir que muchas óperas sólo eran un pretexto para montar las producciones más fastuosas posibles y dar a los cantantes la mayor cantidad de números gratuitamente virtuosos porque sí, sin nada ni remotamente parecido a lo que hoy en día entendemos como seriedad artística. El movimiento de la ópera reformada de Christoph Willibald Gluck fue el más importante a la hora de acabar con toda esta vulgaridad… pero no fue el único ni fue el primero. Algunos consideran que tan importantes como las de Gluck fueron las reformas de Niccolò Jommelli.

Compuso principalmente óperas serias (más de 60), las cuales muestran la perfecta fusión entre los estilos italiano, francés y alemán de la ópera de su época, aunque también firmó algunas óperas bufas y fue también un prolífico compositor de música coral litúrgica, junto con algo de música de cámara y música de órgano. Jommelli hizo sus mejores esfuerzos para que sus óperas se centraran más en la historia en lugar del fasto y el virtuosismo gratuitos y que, cuando estos entrasen en escena, su aparición estuviese justificada. Su música coral también es importante: algunos consideran que está adelantada a su época y su versión del Réquiem (1756) fue la más popular en Europa hasta que el de Mozart entró en escena.

¿Qué salió mal?: Ya en sus años finales él vio su reputación cayendo en picada debido a que, a partir de la segunda mitad de la década de 1760, la ópera bufa superó en popularidad a la ópera seria. Luego entraron en escena los compositores del Clasicismo tardío y él fue enviado definitivamente al olvido.

¿Por qué no está en una de las secciones principales?: Pues porque, a pesar de sus mejores esfuerzos y sus buenas intenciones, las óperas de Jommelli siguen estando lastradas por los mismos problemas de las demás óperas serias de su época: tramas innecesariamente enrevesadas, elencos hipertrofiados, etcétera. Además, personalmente, su música sólo en raras ocasiones me parece verdaderamente memorable. Y, por muy innovador que fuera en algunos aspectos, en otros no lo era tanto: aunque era un compositor del Clasicismo, hay momentos en sus óperas que tienen unos sonidos más propios del Barroco.

¿Cómo puedo empezar a conocer su música?: Con su Il Vologeso (1766)…


Hoy sólo vamos a ver a un compositor que no es italiano y ese es Pierre-Alexandre Monsigny (1729 – 1817):


Junto a André Grétry (1741 – 1813) y François-André Danican Philidor (1726 – 1795) se le considera uno de los fundadores de la opéra comique, influenciando fuertemente a otros compositores franceses como Boieldieu, Auber, Gounod, Bizet y Massenet.

¿Qué salió mal?: A finales de la década de 1770 se retiró de la composición debido a que comenzó a quedarse ciego. Esto permitió que las obras de otros compositores empezaran a eclipsar a las suyas. Las cosas empeoraron con la Revolución Francesa, pues con esta su esposa y él lo perdieron todo y quedaron en la mayor miseria.

¿Por qué no está en una de las secciones principales?: Pues porque estoy de acuerdo con los críticos que dicen que a su música le sobra encanto, pero se nota que no era el compositor más sofisticado del mundo.

¿Cómo puedo empezar a conocer su música?: Con su Le déserteur (1769)…




Y volvemos a Italia con Giovanni Paisiello (1740 – 1816):


Este fue el más popular compositor de óperas de finales del siglo XVIII e influenció a las obras maestras que Mozart compuso desde mediados de la década de 1780 y a Rossini. Compuso 94 óperas, la mayoría de las cuales son óperas bufas, aunque también firmó unas cuantas óperas serias. También fue un prolífico compositor de música de cámara y coral litúrgica, junto con un poco de música orquestal e instrumental.

¿Qué salió mal?: Su estrella empezó a menguar cuando Napoleón Bonaparte lo nombró como su maestro de capilla. Lejos de ser un ascenso, la recepción que el público parisino le dio a su obra fue tan gélida que tuvo que regresar a Nápoles poniendo por excusa la mala salud de su esposa. Allá siguió trabajando para los reyes José Bonaparte y Joaquín Murat, pero, entre los cambios en los gustos musicales de su época y el hecho de que, como compositor, ya había empezado su decadencia, su situación profesional sólo empeoró. La muerte definitiva de su reputación vino con la caída de Napoleón y, con él, la de un montón de sus asociados. Desde su muerte, sus obras sólo se han representado esporádicamente.

¿Por qué no está en una de las secciones principales?: Porque, personalmente, no me parece que lo haga tan bien.

¿Cómo puedo empezar a conocer su música?: Con su Il barbiere di Siviglia (1782). Si alguna vez se preguntaron porque si, en las comedias de Beaumarchais, Las bodas de Fígaro es la secuela de El barbero de Sevilla, en la ópera, la secuela fue adaptada antes por Mozart y la primera parte después por Rossini, es porque, en realidad, la ópera de Mozart es la secuela de la versión de Paisiello. Irónicamente, es la única de sus óperas que se revive con cierta frecuencia debido a su conexión con la versión de Rossini:


Y, para terminar por hoy, veamos a Domenico Cimarosa (1749 – 1801):


Sus óperas rivalizaron en popularidad con las Paisiello, fue una figura importante en la transición de la ópera del Clasicismo al Romanticismo y, en vida, tuvo tanta fama y fortuna como Haydn y Mozart. Tanto en su época como durante la mayor parte del siglo XIX, su reputación estuvo al mismo nivel que la del Genio de Salzburgo. Compuso más de 60 óperas cómicas y más de 20 óperas serias, junto con gran cantidad de música coral litúrgica y algo de música orquestal, de cámara e instrumental.

¿Qué salió mal?: A medida que pasaba el tiempo y se sucedían los movimientos musicales, la reputación de Cimarosa fue disminuyendo en altura; para cuando llegó la generación posterior a Wagner y Verdi, había caído en la oscuridad casi total en la que se encuentra en el presente.

¿Por qué no está en una de las secciones principales?: Porque estoy de acuerdo con sus detractores; su música me parece que tiene encanto, pero no es verdaderamente destacable. De los compositores que les he presentado hoy, me parece el menos interesante.

¿Cómo puedo empezar a conocer su música?: Con su Il matrimonio segreto (1792). Fue el mayor éxito de su carrera y, en la actualidad, es la única de sus óperas que es revivida de cuando en cuando; Verdi solía decir que esta era todo lo que una ópera cómica debía ser:


Notas:

[1] Otro de los grandes, tanto por influencia como por popularidad, de la ópera del siglo XVIII, hoy en día un tanto caído en la oscuridad. Compuso con igual éxito óperas cómicas, serias y tragedias francesas y fue rival de Gluck. En el presente son, predeciblemente, las óperas cómicas las que se reviven con más frecuencia; en particular La buona figliuola o La Cecchina (1760).


[2] Otra Gloria olvidada; este compositor del Barroco fue una de las figuras que ayudaron a definir la ópera italiana. Hoy en día olvidado casi por completo, no pude encontrar ninguna ópera suya… pero pueden escuchar esto

[3] Hoy en día es más recordado por sus canciones, algunas de las cuales permanecen en el repertorio vienés.

[4] A propósito, si se estaban preguntando como es que los compositores de esa era podían alcanzar números tan elevados… pues el secreto era muy sencillo: constantemente reciclaban material y contaban con asistentes que escribían las partes más rutinarias, como los recitativos.

Dohnányi Ernő o Ernst von Dohnányi (1877 - 1960)

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